Por Ferran Martínez-Aira
Pablo Abián (Calatayud, 1985) nos atiende en la sala de calentamiento del CEM Vall d’Hebron cuando acaba de perder ante el chino Pengbo el pasaporte a las semifinales del Barcelona Spain Masters tras un partido titánico (18-21, 21-14 y 21-18) de los que hacen afición y de los que enganchan a un deporte minoritario en nuestro país como el bádminton, a pesar de las múltiples hazañas de Carolina Marín, ausente en el torneo por lesión.
Poco podía imaginarme hace 27 años, moderando las ruedas de prensa del deporte del volante en los Juegos Olímpicos en el Pavelló de la Mar Bella que dos deportistas nacidos en nuestro país podrían codearse con los gigantes asiáticos y nórdicos como está sucediendo en la última década. Ya no sólo con las múltiples conquistas de la gran campeona onubense, sino con otro españolito de Aragón: Pablo Abián Vicen, vigente campeón olímpico europeo (2015) y dos novenos puestos en los mundiales absolutos del 2011 y del 2013.
Pablo era un niño de seis años cuando empuñó su primera raqueta de bádminton, reconocido oficialmente deporte olímpico en Barcelona’92, “Ya lo creo que me hubiera gustado defender a mi país en aquella olimpiada, justo cuando comencé a dar los primeros raquetazos junto a mis hermanos mayores Javier y María en la Agrupación Deportiva San Íñigo de Calatayud que fundó mi padre”. En Río 2016 Pablo Abián ganó su primer partido olímpico.
Tras conseguir prácticamente todos los títulos comarcales, regionales y nacionales, el pequeño de la dinastía Abián se incorporó con 18 años al Centro de Alto de Rendimiento-Residencia Joaquim Blume, donde 15 años después sigue porfiando para llegar lo más lejos posible. “Como habeis visto en la pista soy muy pasional. Claro que merece la pena todo el sacrificio y las cinco horas diarias que dedico al bádminton que es mi vida. Mientras resista y las lesiones me sigan respetando voy a seguir compitiendo”.
Pablo mira a los ojos cuando responde a las preguntas. Se sincera a la hora de valorar las diferencias entre las mejores raquetas asiáticas y el resto. “Si conociéramos esa fórmula mágica…está claro que en China, Indonesia, Malasia, Korea…el bádminton es deporte nacional que practican millones de deportistas. De la multitud es más fácil que salgan figuras. Además tienen unas cualidades innatas como la técnica y el desplazamiento en todos los movimientos. Actualmente, los métodos de entrenamientos se están igualando, lo que nos permite plantarles cara como ha sucedido hoy en mi partido que hubiera podido decantarse a mi favor”.
Con la vista puesta en los JJOO de Tokio del año que viene, a corto plazo Pablo Abián aspira a revalidar el título más importante de su palmarés. “En junio se celebran en Minsk (Bielorrusia) los Juegos Olímpicos Europeos y me encantaría revalidar el título conquistado en Baku hace cuatro años. Luego vendrá el campeonato del mundo y en mayo del 2020 optaré a la clasificación para estar en los JJOO de Tokio”.
De las derrotas como hoy en el BCN Spain Masters, Pablo reflexiona “analizaremos punto a punto con mi entrenador para seguir mejorando. Una jugada te puede cambiar un partido igualado como ha sucedido con el 14-14 en el tercer set y la árbitro me ha señalado falta que para mí no era. No merece la pena discutir pero cuando te llaman la atención por algo que no has hecho no me quedo callado. En la pista soy temperamental. Fuera me calmo.
A Pablo Abián Vicen le quedan dos o tres tal vez cuatro años en la máxima competición, aunque si el físico te respeta puedes alargar hasta los 40. Sea como fuere, cuando cuelgue la raqueta, éste doctor en Ciencias del Deporte optará “por la docencia o por el Alto Rendimiento que son mis dos ámbitos preferidos”.
Hasta hoy el fenómeno Carolina Marín se había convertido en el santo y seña del bádminton español “Para los que la conocíamos no es un milagro. Carol ya apuntaba muchas cualidades desde muy joven porque su velocidad de su golpeo es muy alta” asegura su compañero de fatigas y mejor jugador masculino español de todos los tiempos.