Este Neymar, verdugo del Villarreal (3-0), se parece cada vez más a Messi
Por Ferran Martínez / noviembre de 2015
Grabé el partido para visionarlo sin conocer el resultado después del Benvenuto Cellini en el Liceo. Antes, aún pude presenciar en vivo la segunda parte del Sevilla-R.Madrid pero sin voz, porque un señor en la parada del autobús me cantó el 1-1 con que se llegó al descanso y tampoco quería que los comentaristas del Plus me adelantaran la buena noticia para los culés. Al final pinchazo madridista (3-2) que daba el liderato en solitario al Barça, que se presentará el 21-N en el Santigo Bernabéu (18,15) con tres puntos más en la clasificación que su eterno y único rival en la competición liguera.
¿Habrá aprovechado el Barça la pájara del Real? me preguntaba desde el sofá. De entrada me gustó el planteamiento de Luis Enrique por la presión ejercida sobre un equipo muy táctico y que trata muy bien el balón, realizando a la perfección el efecto acordeón: atacando y defendiendo con precisión y orden. Cierto que faltaban los goles y eso que Castillejo tuvo en sus botas el 0-1 antes del descanso m.43. Bravo tapó el punterazo y ya no hubo más peligro para el meta chileno hasta el final.
En la reanudación, m. 47 Alves remató a la madera, otra gran asistencia de Ney. Sin embargo, apareció sobre el césped un factor clave: El Villarreal había jugado el jueves en Bielorrusia (1-2). El cansancio se notó en exceso en las piernas de los pupilos de Marcelino. Perdían el esférico con demasiada facilidad. Un contratiempo, que ante pillines y grandes peloteros como Busquets, Iniesta, Sergi Roberto o Alves, se paga muy caro. Tanto que a los 62 m. Busi robó un balón para cederlo en profundidad a Neymar que desencalló el partido (1-0). Cuatro minutos después, Sergi Roberto probó una pared con Iniesta que a bocajarro remató al cuerpo de Areola, el 2-0 estaba más cerca. La frescura del “submarino amarillo” se había hundido ante el castigo del “tiki taka” blaugrana, magistralmente conducido por Busquets, quién de nuevo abasteció a Munir que provocó el penalty del 2-0. Esta vez Luis Suárez (m. 70) ejecutó la pena máxima desde los once metros y anotó su noveno gol en la liga.
Pero lo mejor de la tarde aún estaba por llegar: M.85, una nueva combinación entre el “duo dinámico” permitió a Ney rifarse a su marcador con sombrero incluido y sin dejar caer el cuero empalmó a la red el gol de la jornada y tal vez de la Liga BBVA. El brasileño es ahora con 11 tantos el Pichichi de Primera División. Un aviso para el Bernabéu que silbó a los suyos en el partido del pasado martes ante el PSG (1-0), con Cristiano Ronaldo coqueteando al final con el técnico de los franceses, Laurent Blanch y con Rafa Benítez que puede perder el cargo si el Madrid cae ante un Barça, más entonado e imbatido en sus últimos cuatro compromisos. Y porque también hay que decirlo: Éste Neymar se parece cada vez más a Messi. ¿Tal vez exagero? o no.